En la Festividad de la Virgen de la Caridad, las bordadoras de estrellas participan en el diseño y confección del vestido y manto, cambio de ropaje, puesta de la nueva peluca y joyas a la patrona de Huamantla.
Crédito: Alejandrina Aguirre Arvizu
La festividad comienza el 31 de julio, al mediodía, el repique de campanas en la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad. A ese repique se suman al unísono 18 iglesias de la ciudad.
Cómo parte de la festividad en el atrio de la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad se confecciona una alfombra diaria de dalias y productos del campo ofrecida por las comisiones de los barrios.
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El ajuar nuevo
Cortesía: Basílica de Nuestra Señora de la Caridad. Huamantla, Tlaxcala.
En agosto es el acto solemne de la festividad: el cambio de vestido y manto bordado a la Virgen de la Caridad. La imagen es trasladada a la Cofradía del Bordado de la Virgen de la Caridad. Con antelación, las mujeres diseñaron, confeccionaron y bordaron el vestido y manto.
La Cofradía del Bordado de la Virgen de la Caridad está formada por las bordadoras de estrellas herederas de la destreza en el oficio del bordado español y el bordado sevillano. Ellas bordan con hilos, canutillos y cuentas de oroel ajuar que porta la Virgen de la Caridad cada año.
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Las primeras bordadoras de estrellas
Crédito: FB Huamantla, Tlaxcala, México.Oscar Abiud Sánchez y Jorge Merlo
El Museo de los Atuendos de la Virgen de la Caridad al lado de la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad guarda un testimonio: En 1878, las bordadoras españolas María de la Luz y Carmen Hernández Farfán confeccionaron el primer vestido bordado en estilo con hilo de oro para la imagen.
En 1963, su bisnieta, la bordadora Carolina Hernández Castillo, retomó la costumbre del bordado por el favor de aliviarla de una caída de un caballo. La mujer por 52 años caminó y bordó el vestido, con ayuda de otras “bordadoras de estrellas”,como las llaman en Huamantla.
La costumbre era que cada año las bordadoras zurcían cerca de dos kilómetros de canutillos y cuentas de oro al manto y vestido de la virgen.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) instruyó a las “bordadoras de estrellas”, a recortar el manto de 4 a 3.20 metros de largo para reducir el peso y con ello evitar el daño en el rostro de la pieza de arte sacro.
De acuerdo a las recomendaciones, el manto no puede pesar más de dos kilogramos entre la tela y el oro, ni puede medir cuatro metros de largo.
Asimismo, las bordadoras de estrellas disminuyeron la cantidad de cabello con la que confecciona la peluca, para evitar daño en la cabeza de la escultura.
Crédito: FB Huamantla, Tlaxcala, México.Oscar Abiud Sánchez y Jorge Merlo
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“El diseño del vestido se cambia año con año, pero se mantiene el hecho de basar los diseños en los códices de Huamantla; es elaborado por alguna integrante del grupo de mujeres bordadoras, pero entre todas lo perfeccionan y ajustan según a las necesidades del momento. Demoran hasta tres meses en confeccionarse el atuendo ya que se dan miles de puntadas donde se materializa la devoción de las bordadoras”, de acuerdo a la investigación: Entre puntadas y devoción. El bordado del atuendo de la Virgen de la Caridad en Huamantla, Tlaxcala. Investigadora Nora Elena Vázquez Terrazas. Investigación en el proyecto:
Historia, memoria y expresiones del patrimonio cultural inmaterial a 500 años de la llegada de Occidente a la Tlaxcala prehispánica, adscrito al Centro INAH Tlaxcala, en colaboración con el Archivo de la Palabra, adscrito al proyecto Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de México de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.
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