Con los frailes franciscanos comenzó la fiesta en honor a la Virgen de la Caridad, en Basílica de Nuestra Señora de la Caridad, de Huamantla, en la ciudad del arte efímero.
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Crédito: Alejandrina Aguirre Arvizu
Huamantla: la ciudad del arte efímero
Vigilada por el volcán Matlalcueye, se yergue en el valle de Tlaxcala. Es una ciudad de traza urbana de influencia española y arquitectura porfiriana afrancesada. Persisten, las tradiciones de los títeres y el arte efímero de las alfombras y tapetes de dalias, aserrín y productos del campo en la festividad de la Virgen de la Caridad.
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Festividad de la Virgen de la Caridad
La fiesta es uno de los pilares que dotan de una identidad a Huamantla, en torno a ella, se han generado una serie de expresiones culturales, entre las que destacan las alfombras y tapetes de dalias.
En agosto, las calles se vuelven ríos de tapetes de dalias, de aserrín teñido esparcido en los moldes sobre el piso. Estos esperan el paso de la procesión de la Virgen de la Caridad. El arte de las alfombras y tapetes es patrimonio cultural inmaterial del estado de Tlaxcala, a partir de una declaratoria del Congreso del Estado de Tlaxcala. LX Legislatura. Agosto de 2013.
Novena
Ahora, si bien el santo patrono oficial de Huamantla es San Luis Obispo de Toulouse, el fervor que despierta en los habitantes la Virgen de la Caridad es la que fortalece la fe, los vínculos de solidaridad y catolicidad.
Se cree que a fines del siglo XVII o principios del siglo XVIII, la imagen de la virgen era venerada en su primer templo por creyentes de la región. En 1809, los sacerdotes de la parroquia de San Luis Obispo de Toulouse de Huamantla publicaron en la imprenta de Pedro de la Rosa, en Puebla, una novena consagrada a la Virgen de la Caridad, donde se mencionan sus virtudes teologales. El documento sugiere que posiblemente el culto especial a la Virgen de la Asunción date de finales del siglo XVIII.
Virgen de la Caridad
La tradición oral cuenta que en el sitio donde actualmente está la basílica, existía una choza donde vivía un indígena llamado Baltazar, que tenía un lienzo de la Virgen de la Asunción para la veneración de los creyentes.
Años después, la imagen quedó en custodia del sacerdote de apellido Lechuga. Este además impulsó la devoción a la Santísima Virgen María en la advocación de la Asunción. Los miércoles y sábados, los pobres recibían alimentos y ropa, y por las obras de misericordia, la imagen se le llamó la Virgen de la Caridad.
La fiesta y misa en ese entonces se celebraba el 1 de agosto. En la “Eucaristía de las maravillas” eran colocadas flores en las púas de los magueyes. Con los años, la festividad se trasladó al 15 de agosto, al iniciar la construcción del santuario terminado en el siglo XVIII.
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Festividad de la Virgen de la Caridad
El día 31 de julio, a las 12:00, es el repique de campanas en la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad y de 18 iglesias de la ciudad.
Durante la noche, se hace una callejoneada con grupos corales, que cantan en las plazas de los barrios hasta llegar a la basílica donde entonan las “Mañanitas”.
En la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad se confecciona una alfombra diaria de dalias, éstas ofrecidas por las comisiones.
El nuevo vestido
El 12 o 13 de agosto es el acto solemne que consiste en el cambio de vestido bordado a la Virgen de la Caridad. Ella es trasladada del altar mayor a las manos de las mujeres de la Cofradía del Bordado de la Virgen de la Caridad. Encargadas de diseñar, confeccionar y bordar el vestido y manto y hacer el cambio ajuar.
También limpian la escultura con algodón humedecido con jugo de tomate verde para retirar el polvo, retiran la peluca para colocar una nueva que es donada por alguna niña que se deja crecer el cabello a unos 60 centímetros de largo. También lustran la palma y la corona que porta la virgen.
Una vez vestida con los nuevos ropajes, se colocan las joyas donadas por los devotos.
“La noche que nadie duerme”
En la mañana del 14 de agosto se limpian las calles y fachadas. Se cuelgan guirnaldas, banderines, papel picado y arreglos florales.
Con antelación se confeccionan los tapetes de aserrín y dalias. En la procesión de “La noche que nadie duerme” en honor a la Virgen de la Caridad se distribuyen siete kilómetros de tapetes el centro de Huamantla. La imagen pasa el tapete colorido de dalias y aserrín frente al creyente entregado con fervor.
Es una manifestación de fe llena de emociones y trabajo organizado de los huamantlecos. Todo para honrar por una noche a la Santísima Virgen de la Caridad.
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