Desde hace tres siglos, la Virgen de la Caridad de Huamantla es venerada por los católicos.
Crédito de fotos: Alejandrina Aguirre Arvizu
La imagen de la Virgen de la Caridad llegó a Huamantla en el siglo XVII. Desde entonces, la patrona de los huamantlecos comenzó a manifestarse en milagros. A continuación, hacemos un recuento de cuatro milagros.
Los cuatro milagros de la Virgen de la Caridad
Primer milagro
El 16 de noviembre de 1876, Porfirio Díaz participó en la batalla de la Hacienda de Tecoac. En esa fecha las tropas del general combatieron al general Ignacio Alatorre. Díaz, acuartelado en Huamantla acudió a los pies de la Virgen de la Caridad a rezar y prometer que si ganaba el enfrentamiento, la nombraría Generala.
El 16 de noviembre de 1877, Carmen Rubio de Díaz, esposa del general condecoró a la Virgen de la Caridad con la Banda de Generala. Regaló una corona, una aureola, una palma y otras joyas de oro. La palma se perdió en la Revolución Mexicana.
Segundo milagro
De acuerdo, al documento del Acervo Archivo de la Palabra, INAH-ENAH (entrevista a Tomás Salazar Sánchez, 9 de julio de 2019, Huamantla, Tlaxcala). En 1888, una tempestad ocurrida en el pueblo desató el miedo de los habitantes y rezaron a la Virgen de la Caridad. Los pobladores pideron a la imagen detener la inundación a cambio de una fiesta.
A agosto es la fiesta de la Virgen de la Caridad en agradecimiento de haber detenido la catástrofe. Una festividad llena de color y alegría y la tradición de las alfombras de dalias y tapetes coloridos.
Tercer milagro
En el Museo de los Atuendos de la Virgen de la Caridad al lado de la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad es testigo del tercer milagro. En 1878, las españolas María de la Luz y Carmen Hernández Farfán confeccionaron el primer vestido bordado en estilo sevillano con hilo de oro en honor de la Virgen de la Caridad.
En 1963, su bisnieta, Carolina Hernández Castillo, retomó la costumbre del bordado por el favor de aliviarla de una caída de un caballo y poder caminar. La mujer por 52 años bordó el vestido, con ayuda de otras mujeres.
Las bordadoras recuerdan con fe ese milagro y mantienen la tradición de confeccionar el vestido de la Virgen de la Caridad.
La Virgen sufrió un accidente
En un año, la Virgen de la Caridad fue colocada provisionalmente en la parroquia de San Luis Toulouse. Justo antes de salir de una procesión, la escultura se resbaló de las manos del sacerdote y se fracturó el brazo.
La esposa de un médico del pueblo llegó con vendas para unir la imagen y recorrer las calles de Huamantla.
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Una vez terminada la procesión, las vendas fueron retiradas del brazo. La pieza estaba unida. Hoy, la venda es considerada una reliquia para sanar a los enfermos.
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