Alivio para la ciática

La ciática es un dolor intenso. El paciente no halla palabras para describirlo.

El alivio al alcance de la mano.

Crédito: Pixabay

Manuel sintió un agudo dolor que le impidió ponerse de pie: inmovilizado y tambaleante, sufrió como si una descarga eléctrica le bajara la cadera a la punta de los dedos del pie derecho. Luego el sufrimiento cedió, dejándolo sudoroso y agotado. Al principio pensó que se trataba de una especie de calambre, pero como las crisis se repitieron en días posteriores asistió con un especialista.

El padecimiento, usualmente acompañado de rigidez muscular, insensibilidad y pérdida de fuerza, ataca de preferencia a personas mayores de 40 años y se origina al inflamarse las raíces de los nervios ciáticos, que nacen en la región lumbar (últimas 5 vértebras de la columna) y recorren ambas piernas por la cara posterior, hasta el talón.

Las vértebras están unidas por discos de tejido blando, los cuales contienen un líquido gelatinoso que hace las veces de amortiguador y lubricante; a través de ellos también salen los nervios que irradian desde la columna al resto del cuerpo. Si un disco se rompe o disloca, el líquido protector se derrama, los nervios quedan comprimidos, se inflaman y producen intenso dolor.

Discos en trozos

Las causas de las hernia van desde tumores hasta la obesidad o la práctica desmedida de deportes, que imponen cargas excesivas a la columna y terminan por desgastar los discos. El tratamiento consiste en guardar reposo, tomar antiinflamatorios y analgésicos, ingerir dosis de vitamina B12 y complejo B y someterse a fisioterapia, para corregir malos hábitos de postura.

En otras ocasiones se recurre a la quimionucleosis, consiste en disolver químicamente parte del líquido derramado, para liberar el nervio. Último recurso: cirugía. Según datos del IMSS, en México se estiman que un millón de pacientes padecen ciática, de los cuales la 10ª parte requieren cirugía.

El mal se encuentra entre las primeras tres causas de consulta traumatológica del IMSS.

Una vez diagnostica su patología, Manuel no debió someterse a la cirugía. Se mejoró siguiendo las indicaciones médicas: guardó reposo, tomó analgésicos, antiinflamatorios, relajantes musculares y otros fármacos que inhiben el dolor de la raíz nerviosa, se sometió a fisioterapia para cambios hábitos de postura y también masajes y aplicación de calor.

Aprendió a levantar objetos pesados (doblar las piernas y no la espalda, a fin de utilizar la fuerza de los músculos de las extremidades inferiores); no forzar la columna con posturas inadecuadas como son sentarse mal, con la espaldas muy doblada y cruzar las piernas.

Manuel recomienda practicar la natación, dormir en un colchón duro para evitar que se hunda el cuerpo y flexionar la columna; evitar esfuerzos y movimientos innecesarios y no levantar objetos pesados.


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