Señales de alarma: el corazón, los riñones y el metabolismo pueden enfermar por la diabetes, la hipertensión arterial, la obesidad y la enfermedad renal.

Crédito: Bausch Health Companies
El síndrome cardiovascular–renal–metabólico, es un trastorno de salud poco conocido, que representa una de las mayores amenazas para la salud pública, ya que combina factores de riesgo como la diabetes, la hipertensión arterial, la obesidad y la enfermedad renal, multiplicando la probabilidad de sufrir complicaciones cardiovasculares.
El síndrome cardiorrenometabólico es un trastorno sistémico en el que las disfunciones del corazón, los riñones y el metabolismo se interconectan y potencian mutuamente, aumentando el riesgo de obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y padecimiento renal crónico.
Datos de alarma
En México el 37% de los adultos vive con obesidad, lo que incrementa el riesgo de diabetes tipo 2, hipertensión arterial, dislipidemias y enfermedades cardiacas. Se suman 13.6 millones de mexicanos con diabetes (más del 40% sin diagnosticar), más de 30 millones presentan hipertensión y 13 millones padecen enfermedad renal. Por eso, no sorprende que justo esas condiciones de salud estén entre las 10 principales causas de muerte en los mexicanos.
Los expertos explican la triada silenciosa
Jorge Yamamoto Cuevas, especialista en endocrinología, advirtió que un manejo inadecuado del síndrome cardiovascular-reno–metabólico puede derivar en complicaciones graves. Las enfermedades del corazón, riñones y metabolismo eran tratadas por separado, pero cuando se descubrió la sinérgica relación que existe entre ellas, donde cada una contribuye a la aparición y progresión de las demás, la Asociación Americana del Corazón (AHA) las agrupó bajo el nombre de síndrome cardiovascular–reno–metabólico.
“Desafortunadamente, se trata de una triada silenciosa que cada año amenaza la vida de millones de mexicanos”, subrayó el doctor Rafael Guevara Corona, director Médico para Latinoamérica de Bausch Health Companies.
Explicó que el síndrome no presenta síntomas iniciales claros, por lo que muchas personas viven con hipertensión, diabetes tipo 2 o enfermedad renal sin saberlo. El desarrollo está estrechamente ligado a estilos de vida poco saludables y al descuido del autocuidado, lo que ha impulsado la obesidad y los factores de riesgo cardio metabólicos desde edades tempranas, y genera altos costos, pues además de afectar al corazón compromete otros órganos como hígado, riñones y cerebro, provocando complicaciones que deterioran la calidad de vida y generan gastos catastróficos en salud.
Silencio
Cuevas expuso que, como el síndrome cardiovascular–reno–metabólico es silencioso, la mayoría de las personas pueden tardar más de cinco años en ser diagnosticadas, y esto ocurre con frecuencia cuando se hacen análisis de rutina por cirugía, embarazo o check-ups empresariales; o bien, ya presentan complicaciones graves como dificultad para respirar, pérdida de la visión, infarto agudo al miocardio o falla renal, que los obliga a ir al médico.
Los médicos de primer contacto tienen un rol fundamental. “La genética y antecedentes familiares, diabetes, hipertensión, obesidad, resistencia a la insulina, colesterol alto, tabaquismo, alcoholismo y sedentarismo, son factores que pueden desencadenarlo, agregó el también presidente médico de la Federación Mexicana de Diabetes (FMD).
Línea cardio metabólica
Con el objetivo de mejorar la salud de los mexicanos que viven con el síndrome cardiovascular–reno–metabólico y prevenir el desarrollo de sus complicaciones, Laboratorios Grossman, como parte del Grupo Bausch Health, presentó su línea cardio metabólica, poniendo a disposición de la comunidad médica un amplio portafolio de soluciones terapéuticas con eficacia y seguridad comprobadas.
Fernando Carlos Zárate Gabarrot, vicepresidente para Latinoamérica de Bausch Health Companies, destacó: “En Grossman creemos que la salud no debe ser un privilegio; por ello, apostamos por un enfoque integral que ofrezca terapias esenciales y avanzadas, capaces de personalizar el tratamiento y generar beneficios como la reducción de eventos cardiovasculares, el retraso del daño renal y una mejor respuesta metabólica, incluyendo la pérdida de peso”.
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